miércoles, 3 de junio de 2009

DORADO

Los orígenes del arte del dorado se remontan a los sumerios y egipcios, hace 3.500 años. Fueron quienes descubrieron el oro y lo transformaban en finísimas láminas que se aplicaban en diferentes superficies.
Fue Cennino Cennini (1370-1440), en su obra 'El libro del Arte', publicada en 1437, el primero en poner el arte del dorado en manos de los artistas aficionados. Cennini hizo un análisis perfectamente detallado de todos los procesos necesarios para el dorado al agua o al aceite.
Artistas como Giotto, Ducio y Masaccio, al realizar el proceso, descubrieron que la madera, siempre porosa, se debía cubrir con yeso para evitar que el oro se desconchara.


La técnica paso a paso
Para aplicar el oro se coloca la lámina sobre un cojín de cuero acolchado, almohadilla o pomador. Se emplea una arista con largos y suaves pelos (normalmente de ardilla) llamada polonesa. La tierra natural se diluye con agua mezclada con cola y alcohol (de ahí la técnica de dorado al agua) y tan pronto el oro llega a estar en contacto con la superficie húmeda, queda absorbido como un imán.
Cuando se termina de aplicar el oro, se bruñe para darle una destacada apariencia metálica. Esto, originalmente, se hacía con un diente de perro, hasta que se descubrió el ágata refinada, que se pulía y se montaba sobre un mango de madera.
Después de hacer pasar rápidamente el bruñidor sobre la superficie dorada, ésta deja translucir el brillo natural del oro, además de reforzar su adherencia.



A continuación, procederemos a barnizar la pieza con goma laca o con un barniz antioxidante.
El color de la lámina depende en gran parte de su pureza: cuantos más quilates tenga, más brillante será el oro y, a la inversa, cuantos menos quilates, tanto mayor será la mezcla de otros metales.

También podemos encontrarlo en diversas tonalidades que van desde un tono verdoso hasta el amarillo y el anaranjado, en función de aleaciones tales como la plata y el cobre.


Mordiente a base de aceite
También llamado barniz mixtión, este mordiente se ofrece en tres versiones en función del tiempo de secado: tres, doce y veinticuatro horas. Este periodo varía según la temperatura ambiente, así como de la marca del producto empleado.
El mordiente a base de aceite o mixtión se puede mezclar con pinturas al óleo para disponer de un fondo de color para la lámina de oro o plata.